Con 4 años pasamos de vivir en un piso de 4 habitaciones de Barcelona, mis padres, mis dos hermanos, mi abuela y yo, a una casa en l’Ametlla del Vallès con 12 habitaciones, 5 lavabos, un salón de 70 metros cuadrados, piscina, frontón y un huerto enorme.

No, no soy millonaria. Viví la ruina y mucho mas que ya te contaré en algún momento que esté de humor, porque créeme, tengo que estarlo.

Bueno, al grano.

En el huerto, campo de batalla de coliflores, escondite de tomateras y recolecta de pipas de girasol, estaba el señor Alejandro que hacía posible que fuera nuestro lugar preferido para jugar mis hermanos y amigos.

Un día me acerqué a ver como sembraba semillas de las flores que crecían en el perímetro del huerto. Cavaba la tierra, hacía un hoyito y ponía 4 o 6 semillas juntas.

Le pregunté:

-¿Qué haces?-

-Plantar las semillas para que crezcan flores-

-¿Y porqué pones tantas en cada agujero?- Mi reflexión es que si en aquel espacio tan pequeño crecían las 6 flores quedaría demasiado apretado

-Para asegurarme que alguna crezca-

-Ah, que no todas crecen-

-Nooo Montse. Hay unas que tienen mas fuerza y las que no, le sirve de abono a las que crecen.-

Ahora la pregunta que te hago es:

¿Cuántos deseos has plantado en tu vida, con la intención de un futuro mejor que se han quedado en abono para otros?

Duro ¿eh?

Puto Alejandro, este hombre sí que sabía.

Por cierto, las mujeres que están en el Programa BRILLA ya  han pasado la etapa de  ayudar a crecer a los demás y  hoy ya están plantando semillas con fuerza.

Sea como sea seguro que tu nos vas a ser útil Como Semilla o Como abono.

Si decides lo primero empieza por aquí :